Japón revalidó la corona del Clásico Mundial de Beisbol al superar el lunes por 5-3 a Corea del Sur en 10 innings en una final con ribetes épicos.
Japón y Corea del Sur necesitaron asaltos adicionales para decidir el combate entre los dos pesos pesados del beisbol internacional. El pequeño gigante Ichiro Suzuki se encargó de conectar el golpe del nocaut con un doble de dos carreras en la décima entrada frente al relevista Chang Yong Lim.
Suzuki, la máxima estrella del beisbol japonés, había sido un coloso dormido hasta la final. El jardinero llegó al partido con promedio de .211 y apenas tres impulsadas, pero despertó cuando su equipo más lo necesitó y se fue de 6-4, incluyendo el batazo de la victoria.
Seiichi Ogasawara y Akinori Iwamura empalmaron sencillos y facturaron las carreras del campeonato con el doblete de Suzuki, en un turno inolvidable que requirió ocho lanzamientos de Lim (0-1), el cuarto pitcher surcoreano del encuentro.
Corea del Sur empató 3-3 en la parte baja de la novena frente al relevista Yu Darvish, que otorgó boletos consecutivos a Hyun Soo Kim y Tae Kyun Kim, y Bum Ho Lee impulsó al corredor emergente Jong Wook Lee con sencillo al jardín derecho con dos outs en la pizarra.
El equipo nipón repitió el título que ganó en el 2006 cuando venció por 10-6 a Cuba.
Daisuke Matsuzaka fue elegido jugador más valioso del torneo. El serpentinero japonés ganó sus tres salidas y ahora tiene marca de 6-0 en los dos Clásicos.
Daisuke Matsuzaka fue elegido jugador más valioso del torneo. El serpentinero japonés ganó sus tres salidas y ahora tiene marca de 6-0 en los dos Clásicos.
Fue el quinto enfrentamiento entre los rivales asiáticos en este Clásico, y la balanza terminó inclinada a favor de Japón con tres victorias y dos derrotas.El abridor japonés Hisashi Iwakuma fue casi intocable y no permitió hits hasta después de dos outs en la cuarta entrada. El numeroso y apasionado público surcoreano que llenó el Dodger Stadium no intimidó al as de 27 de años, que sentó a los 12 primeros bateadores que enfrentó con una buena dosis de rectas de 93 millas por hora y sliders.
Hyun Soo Kim le rompió el juego perfecto en la cuarta, y Shin Soo Choo arruinó la blanqueada con un jonrón solitario la quinta.
Iwakuma abandonó la lomita tras permitir una carrera en la octava y con 97 lanzamientos en su cuenta, a tres del límite máximo para la final. El derecho toleró apenas cuatro inatrapables y dos rayas en siete y dos tercios de innings. Abanicó a seis y otorgó dos boletos.
Toshiya Sugiuchi y Darvish (2-1) lo relevaron. Darvish se apuntó la victoria aunque permitió un hit y una carrera en dos actos, con cinco ponches y tres pasaportes.
Iwakuma había perdido por 1-0 ante Corea del Sur en el cierre de la primera ronda en Tokio, un duelo en el que apenas concedió dos inatrapables.
Las tres primeras carreras de los bicampeones tuvieron el sello del beisbol nipón: toque, velocidad en las bases y picardía.
La primera fue en el tercer acto frente al abridor surcoreano Jung Keun Bong, que había ganado sus dos salidas anteriores del torneo frente a Japón. Hiroyuki Nakajima abrió el episodio con sencillo, avanzó a segunda por error del intermedista Young Min Ko, llegó a la antesala con toque de sacrificio de Kenji Johjima y timbró con hit de Michihiro Ogasawara.
Corea del Sur, actual campeón olímpico y semifinalista en el Clásico de 2006 en el que fue eliminado por Japón, empató en la quinta con el vuelacerca de Choo.
Japón volvió a tomar la delantera en la séptima. Yasuyuki Kataoka conectó sencillo frente al relevista Hyun Wook Jong, se robó la intermedia, alcanzó tercera con toque de Suzuki y marcó con hit de Nakajima.
Los japoneses sumaron a la registradora en la octava con sencillo de Seiichi Uchikawa, doble de Kenta Kurihara y elevado de sacrificio de Iwamura. Corea del Sur descontó en la parte baja con doblete de Bum Ho Lee, que avanzó en jugada de selección y rayó con elevado de sacrificio del bateador emergente Dae Ho Lee.
Japón despachó el domingo por 9-4 a Estados Unidos en semifinales, mientras que Corea del Sur llegó a la final con una paliza de 10-2 sobre Venezuela. La asistencia de 54.846 personas en el Dodger Stadium, la gran mayoría seguidores de Corea del Sur, estableció una nueva marca para el Clásico.
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